Muchos de los sectores que se autodenominan democráticos y que han tratado de encabezar la oposición contra el marxismo estalinista predominante en nuestra nación, demuestran una ignorancia destacable sobre el enemigo al cual se están enfrentando. Así piden a gritos medidas “más radicales” piden “mayor contundencia” “mayor fuerza”, y buscar otros caminos en contra del autoritarismo que guía el rumbo del país.
Esto no es más que una demostración palpable del absoluto desconocimiento de la evolución que el socialismo marxista estalinista ha tenido con el pasar de los años, y el aumento de su poder e influencia.
Nada de esto es extraño para quienes vemos al enemigo al rostro y sabemos de lo que es capaz y de cómo en el pasado se ha movido en su propósito de la destrucción de otros pueblos. Nada de lo que se haga en nuestra nación en pro de su destrucción por parte de esta ideología divisionista y antinacional llamada socialismo es novedad, o es creación original. Todo esto es la aplicación de viejos, efectivos y nefastos conceptos que han sido probados en otras naciones con pavorosa eficacia, millones son los seres que pueden dar testimonio de los que han probado la ejecución de la teoría marxista y han visto la destrucción del cuerpo nacional.
Este es un producto con larga trayectoria en la labor de la humillación de los pueblos y el enaltecimiento de las poderosas elites gobernantes , es por ello que el hecho de que estos sujetos muchos de los cuales son parte de el autoproclamado “liderazgo opositor”, pecan de ignorancia al solicitar medidas más radicales contra un enemigo, cuyas técnicas muchos de buena fe, solo desconocen, u otros de mala fe, no quieren reconocer; porque ellos mismo alguna vez apoyaron tan nefastas ideas y la vergüenza los embarga al ver los desastrosos efectos de la aplicación de los conceptos que por tantos años defendieron en su nación.
Se preguntaran ustedes: ¿si tan negro y destructivo es el ideal marxista porque es ignorante el que algunos de los que se le oponen pidan medidas radicales?
La respuesta no es otra que no es posible en un momento como este el emprender las tan anheladas medidas radicales o alternativas, y de querer emprenderlas, la iniciativa quedaría condenada al fracaso y la desgracia. Nadie puede pretender el exigir y mucho menos llevar a cabo medidas radicales o alternativas a lo ya presentado, si no tiene en primer lugar la voluntad y la convicción para llevarlas a cabo. Y en segundo lugar, deben tener un espíritu de combate y sacrificio dispuestos a llevarlas a cabo, sin dar su brazo a torcer.
Vemos hoy en día que en las filas del tan mentado liderazgo opositor no se encuentran ninguno de estos dos elementos, y si se encuentran lo hacen en tan menor grado que su relevancia es insignificante para emprender una tarea de la magnitud de la que pretenden llevar a cabo.
En primer lugar no son pocos los sectores de este llamado liderazgo que se ven impulsados a una supuesta lucha, no por el deseo de llevar esta nación a su merecido renacimiento o por reivindicarla de su humillación actual y pasada, sino más bien por un frío y calculado interés personal.
No son pocos quienes ven la nefasta situación actual como su oportunidad de aprovechar la buena fe de muchos, para hacerse con el poder y utilizar este para satisfacer sus deseos personales económicos sociales y políticos.
Nadie niega que todo el que se introduzca en el mundo político pueda tener consigo anhelos o ambiciones de carácter personal, pero lo que sí es intolerable es que estas ambiciones sean el motor de su lucha y sean su prioridad por encima del cuerpo nacional y de su componente fundamental que no es más que el pueblo venezolano.
Es así como la gran mayoría de ese tal liderazgo está impulsado por el deseo y la ambición de acariciar por fin el tan anhelado poder, o el recuperar sus tan preciados privilegios dejando de nuevo de lado a una nación vejada atropellada e invadida cada día mas por elementos externos que poco a poco la consumen, esto no es más que caer en los mismos vicios que con tanta aparente pasión denuncian que el marxismo estalinista gobernante comete.
Es obvio que si no existe el liderazgo motivado por una nación que llama a su renacimiento, no poseen la convicción ni la fuerza para convencer a nadie de prestar su esfuerzo a una causa nacional
¿Si ellos mismos no están convencidos o no arde en ellos la llama del renacimiento de esta nación, como pretenden convencer o encender la llama de la pasión nacional en otros miles?
Es ilógico que lo pretendan conseguir de esta forma, por lo tanto también lo es el que pidan medidas radicales sino tienen con qué, ni adoptan las medidas tendientes, en primer lugar para hacer posible la ejecución de dichas medidas.
¿Como pretenden llegar al mar sino llegan a la orilla?
¿Como pretenden arrastrar un pueblo a sus espaldas y llevarlo hacia la verdadera emancipación de su nación, y su definitivo renacimiento si no conocen a lo que se enfrentan ni ellos mismos?
Nadie puede enfrentar a un enemigo que conoce a medias, ni mucho menos convencer a otros a que se unan a él para enfrentarlo. De allí la pertinencia del Movimiento Republicano MR, que conocemos al enemigo, sus técnicas, su pasado y futuro para continuar la cruzada en la búsqueda de los futuros héroes individuales, cuya convicción será el futuro de la que en nosotros hoy arde a través de un ideal de unión, y aplicable a una nación que se encuentra desdichada y cuyo único objetivo como ideal es que esta desdicha se transforme en orgullo.
¿Esperaremos entonces que los que no pueden sigan pidiendo medidas radicales que no llegaran?
¿Comenzaremos nosotros con nuestras manos, voces y mentes consagradas a la nación a construirle un camino a la verdadera libertad pura y despojada de ambición?
En nuestras manos, en nuestra fuerza y en nuestro deseo de cambio esta la respuesta para lograr una Venezuela que viva en bienestar y libertad.
jueves, 15 de octubre de 2009
*NO SE DEBE PROPONER A OTROS LO QUE UNO NO ES CAPAZ DE HACER,
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